JOSE SIERRA VALENCIA (viernes 13 de julio)Un ejemplar de zifio o ballenato de Cuvier (Ziphius cavirostris) apareció ayer muerto, varado, en la playa de la Llastra, en Sueca.
Expertos de la Universidad de Valencia que recogieron algunas muestras del cetáceo para su análisis creen que se trata de un zifio, una especie relativamente abundante en el Mediterráneo pero que en muy pocas ocasiones se deja ver o termina varada en las playas.
Desde que en 1990 se empezaron a recoger datos de varamientos de cetáceos en la Comunitat Valenciana se han contabilizado 933 ejemplares de los que zifio de Cuvier ocupa una mínima proporción.
Por otra parte, los censos realizados conjuntamente por la Conselleria de Medio Ambiente y la Universidad de Valencia en el periodo 1990-2011, en campañas que suman más de 9.000 millas en trayectos de vuelo y 6.000 millas en navegación, tan solo contabilizan tres avistamientos de zifio de Cuvier. Los tres ejemplares fueron vistos en la zona del «cañón de Valencia» (talud continental frente al golfo de Valencia).
En el mismo periodo se han producido cinco varamientos; dos en 1996 y ejemplares únicos en los años 2005, 2006, y 2009.
Según fuentes de la conselleria de Infraestructuras y Medio Ambiente, el ejemplar de zifio aparecido en 2006 en la playa de Gandia estaba todavía vivo aunque se encontraba en muy mal estado y se le aplicó la eutanasia.
De hecho los zifios son uno de los grupos de cetáceos mas desconocidos. La información recopilada procede de estudios realizados a partir de animales muertos, varados en las playas.
Su hábitat se encuentra en aguas profundas lejos de las costas, a unos 1.000 metros de profudidad. Tiene una longitud media de 6,13 metros y puede alcanzar las tres toneladas de peso.
Según informó, Ester Ruiz, testigo presencial, el ejemplar se encontraba en avanzado estado de descomposición.
Biólogos de la Universitat de Valencia obtuvieron muestras del zifio con ayuda de personal del Centro de Recuperación de Fauna de El Saler para determinar las causas de la muerte. Los restos del zifio fueron recogidos en un camión y trasladados a una empresa de grasas animales ante la mirada curiosa de decenas de bañistas.
Expertos de la Universidad de Valencia que recogieron algunas muestras del cetáceo para su análisis creen que se trata de un zifio, una especie relativamente abundante en el Mediterráneo pero que en muy pocas ocasiones se deja ver o termina varada en las playas.
Desde que en 1990 se empezaron a recoger datos de varamientos de cetáceos en la Comunitat Valenciana se han contabilizado 933 ejemplares de los que zifio de Cuvier ocupa una mínima proporción.
Por otra parte, los censos realizados conjuntamente por la Conselleria de Medio Ambiente y la Universidad de Valencia en el periodo 1990-2011, en campañas que suman más de 9.000 millas en trayectos de vuelo y 6.000 millas en navegación, tan solo contabilizan tres avistamientos de zifio de Cuvier. Los tres ejemplares fueron vistos en la zona del «cañón de Valencia» (talud continental frente al golfo de Valencia).
En el mismo periodo se han producido cinco varamientos; dos en 1996 y ejemplares únicos en los años 2005, 2006, y 2009.
Según fuentes de la conselleria de Infraestructuras y Medio Ambiente, el ejemplar de zifio aparecido en 2006 en la playa de Gandia estaba todavía vivo aunque se encontraba en muy mal estado y se le aplicó la eutanasia.
De hecho los zifios son uno de los grupos de cetáceos mas desconocidos. La información recopilada procede de estudios realizados a partir de animales muertos, varados en las playas.
Su hábitat se encuentra en aguas profundas lejos de las costas, a unos 1.000 metros de profudidad. Tiene una longitud media de 6,13 metros y puede alcanzar las tres toneladas de peso.
Según informó, Ester Ruiz, testigo presencial, el ejemplar se encontraba en avanzado estado de descomposición.
Biólogos de la Universitat de Valencia obtuvieron muestras del zifio con ayuda de personal del Centro de Recuperación de Fauna de El Saler para determinar las causas de la muerte. Los restos del zifio fueron recogidos en un camión y trasladados a una empresa de grasas animales ante la mirada curiosa de decenas de bañistas.
CORRECCIÓN: La fotografia ya hacía dudar, por muy avanzada que estuviese la descomposición del animal. José Luis Crespo, veterinario del servicio de sanidad animal del Oceanografic, me dice que se trataba de un cachalote de 8.9 metros y no de un zifio.
Gracias J.L.
Jose Luis en acción